#ElPerúQueQueremos

El Perú se cae a pedazos

Publicado: 2015-06-09

Acabo de leer con espanto que muchos terroristas están por salir libres como si nada hubiera pasado. Específicamente, la gentuza que hizo volar la Calle Tarata y el Hotel María Angola. No habría problema si hubieran purgado sus condenas completas y si no siguieran creyendo en lo mismo. Pero no, salen libres por los ilógicos beneficios penitenciarios -en especial por la ley "Antauro"- y por las gestiones de jueces corruptos y cobardes, la CIDH y las ONG de DDHH -instituciones que solo defienden a malhechores-.

Ahora, generalicemos un poco, porque es lo que ha venido pasando en casi el 100% de casos: no contentos con eso, habrá que pagarles indemnizaciones, de nuestro esfuerzo traducido en IMPUESTOS, porque son las “víctimas” en todo este asunto. Ellos no pagan la reparación civil, pero nosotros tenemos que mantenerlos -¡Qué tal cuajo!-.

Por si fuera poco, los reos en cuestión, lo primero que hacen es reunirse con toda su mancha de violentistas de extrema izquierda. Se integran rápidamente al Movadef, Patria Roja, Tierra y Libertad, y a cuanto movimiento "social" exista. Decir que han cambiado, que tienen derecho a la libertad y a reinsertarse es una BURLA para toda la gente de bien, entiéndase: NO DELINCUENTES (aquí no importan tanto los tintes políticos ni creencias).

¿Hasta cuándo nos seguiremos tragando el discurso de que hubo “guerra interna” y de que todo fue generado por el abuso generalizado del Estado? ¡Gracias “Comisión de la Verdad” por maquillarnos todo! Los terroristas fueron, son y serán un grupo de delincuentes ideologizados, ni más ni menos. Nadie niega la ausencia del Estado, hasta hoy es así en algunas zonas, me consta de primera mano, pero eso no justifica la barbarie ni el abuso cuando no se está de acuerdo con algún proyecto, ley o situación.

Haciendo un paréntesis: Una cosa es protestar y otra delinquir. Desgraciadamente, ahora último, se han vuelto sinónimos. Cuando se denuncian hechos delincuenciales en una protesta o movimiento social, se acusa de querer "criminalizar" las cosas. Todo es para ningunear los hechos punibles, sin duda. Increíble.

Volviendo al tema: Yo recuerdo perfectamente, a inicios de los noventa, cuando pusieron coches-bomba y volaron casas, empresas, bancos y hasta un mercado cerca de donde vivía, una urbanización de clase media. Volaron a gente que se dedicaba a trabajar duro y parejo solo por el hecho de querer algo mejor para su familia. Esa fue la “guerra interna” que vi de cerca. Mis padres y familiares pueden contar historias mucho más terribles porque viajaban por las zonas de conflicto haciendo negocios. Negocios que los terroristas volaban “porque llevaban progreso capitalista para el pueblo”. Todo ello sin contar a tantos amigos y familiares que fallecieron o se vieron vejados en alguna forma por esos malnacidos guerrilleros.

Después de eso, nadie me puede contar el cuento. Los justo es lo justo. Aquí, por intereses velados, están abusando de todos nosotros. Aparte de la ola delictiva, de tener un gobierno pésimo y corrupto -que los rojos quieren hacer ver como víctimas y en proceso de empobrecimiento a Ollanta y compañía-, tenemos que empezar a preocuparnos por los terroristas. Por si acaso, esto no exime de sus responsabilidades y malas obras a los de otras tiendas políticas.

Dios nos ayude, pues nuestros Derechos Humanos ni el Estado los defiende ya -es como si nos gritarán a la cara: ¡al diablo con todos ustedes!-. El Perú cambiará cuando se defiendan a las personas de bien. El delincuente renunció voluntariamente a sus derechos en el momento que abusó de otra persona. Para eso hay diversos tipos de penas, de acuerdo a la gravedad; no deberian haber beneficios. Es tan simple: defender los supuestos derechos del delincuente, en la práctica es negarle justicia y derechos a las verdaderas víctimas.

Nota: Respecto a lo de Ollanta y Nadine, leí la columna de Gustavo Faverón Patriau en "La República". Después de un par de lecturas, de diferentes profundidades, llegué a la conclusión que es una burla a la hipocresía nacional. Sin embargo, no puedo negar que me pareció ridícula inicialmente y como un intento de defender lo indefendible -una parte de mi lo sigue creyendo-. Ahora, en otra perspectiva, haciendo de abogado del diablo, puede ser peligrosa por la falta de comprensión lectora de la gente que se quedará con la idea de pobreza de la "pareja presidencial" -algo que a todas luces es falaz-. Una prueba más de que el Perú se cae a pedazos.


Escrito por

Carlos Daniel

Administrador de Empresas. Especialista en proyectos para el desarrollo. Escritor y compositor.


Publicado en

Consenso Ilusorio

Espacio de política. No me caso con nadie.