Jara y Omonte, ministras para el olvido (2/2)
La Ministra Omonte, la Sra. Álvarez –de la Corte Superior de Lima- y Sra. Santiago –Directora del Ministerio de la Mujer-: PROMOVIENDO ESTUPIDECES. Una cosa es el abuso físico –despreciable- y otra un buen par de palmadas en el trasero cuando sea necesario. Hay muchas formas de reprender y enseñar a los infantes, yo soy partidario de hacerlos pensar; pero sé que hay situaciones donde dar afecto, hablar y/o quitar un juguete no soluciona nada. Mucho menos, dan los resultados en los que ellas se amparan.
Los niños no son idiotas, miden la reacción y los alcances de los adultos. Ahora más que antes, pues se ha perdido el respeto y las buenas costumbres. En parte culpa de padres que no hacen su trabajo -interesados en la calidad de vida, olvidando que para ser ejemplo se necesita CANTIDAD DE TIEMPO-, y programas infantiles, novelas y concursos que procuran convertir a los niños y jóvenes en monigotes abusivos y engreídos. Hello! Nada de esto se puede divorciar, por favor usen el cerebro.
Hay pruebas fehacientes que en un país donde reina el libertinaje todo se va al demonio. Miremos los índices de asesinatos perpetrados por adolescentes en los países donde está prohibido corregir a los hijos, miremos las estadísticas sobre el uso de drogas o la cantidad de vejaciones sexuales. PEOR QUE AQUÍ y eso que el Perú está compitiendo por entrar en ese top ten.
Si permitiéndose la corrección física ahora tenemos pandilleritos desde los 8 años, ¿cómo sería si se prohibiera? Es una locura. Me consta que hay delincuentes desde muy tierna edad –y no hablo de los abandonados y abusados necesariamente-. Por ejemplo, fui de visita a la casa de un amigo en una zona populosa y vi como un grupo de enanos avezados, supuestamente niños de casa, estaban tratando de “calatear” a un adolescente de unos doce años. Si no interveníamos le hubieran hecho mucho daño.
Tampoco podemos olvidar a los asesinos y estafadores adolescentes, a los que no se les puede tocar ni mostrar sus rostros ni meterlos presos, pese a que tienen cientos de delitos y varios muertos en su cuenta. ¿Queremos más de eso? ¿Queremos que cada vez más los jóvenes sean reclutados por bandas criminales o grupos terroristas? Sí es así, reviviremos lo que fue no poder salir ni a la esquina por temor. Me olvidaba, eso ya empezó porque no se puede ir a comer a un restaurante cualquiera sin la desazón de que pueden entrar una partida de malnacidos (varios de ellos menores de edad) a disparar y luego robar lo que puedan. Sí, matan primero, roban después.
Hay problemas estructurales, falta de oportunidades y lo que quieran, pero la EDUCACIÓN VIENE DE CASA, de lo que inculcan los padres y la familia. Eso es, queramos o no, lo esencial en una sociedad, todo aquel que diga lo contrario es un pobre y triste tarado. A los que crecimos antes del advenimiento de estas tendencias "dejar hacer, dejar pasar": nos formaron, en su mayoría, para ser gente de bien y varias reprimendas nos llevamos (no solo de palabra). Hay un gran grupo, el 90%, que no somos traumados ni abusivos. No seamos candelejones por dárnosla de "modernos".
Por último, es notoria la incapacidad, criterio y moral de la Ministra, no solo por lo ocurrido con su empleada doméstica, sino porque demuestra un serio desconocimiento de nuestras leyes. En el caso de las otras señoras, es clara la poca idea que tienen de las normas que nos rigen también. Para demostrarlo solo voy a citar lo que dijo el abogado Roberto Miranda en una entrevista a un medio local: “Si la lesión es leve, las penas son de tres a seis años. Nada le impide a un juez emitir una orden de prisión preventiva provisional. Si las lesiones fueron graves y se acredita que hubo no solamente un sangrado nasal, sino también una desviación de tabique y otra lesión, estaríamos hablando de un delito de lesiones graves en el ámbito del derecho de familia. Ello da lugar a sanciones que van de los cinco hasta los 10 años”.
Saquen Uds. sus propias conclusiones. Por mi parte, no creo estarme equivocando.