Galimatías
Estamos como para un episodio de los Simpson
Es increíble cómo se va desmoronando todo lo bueno para el país gracias a los incompetentes en el gobierno. Sin contar que es una batalla perdida procurar que se den cuenta de sus bestialidades -hasta Homero se da cuenta de lo que hace-. Por un lado, no han hecho lo poco que les toca –quienes han leído columnas anteriores saben a qué me refiero- y, por otro, se dedican a atacar a todos aquellos que tienen una voz contraria a la suya. En conclusión, Humala y sus secuaces crean la inestabilidad. Eso ya ha dejado su desgraciada marca en la economía nacional, más allá de los factores del mercado externo y la especulación de los GPE. Proyectos estancados, bajó el nivel de inversión, El Nuevo Sol se desvaloriza, pasamos el límite de inflación del BCR, etc. Solo alguien con serios problemas de razonamiento divorciaría las cosas y les quitaría responsabilidad.
Asimismo, siguen los escándalos de corrupción. Primero fue todo lo de López Meneses, Belaúnde Lossio, Rivera Ydrogo, Orellana, Álvarez y demás -alguna vez aliados, amigos, socios, conocidos, convenidos o lame botas de los Humala-. Dicho sea de paso, no ha pasado nada y todos están muy tranquilitos, incluso a los que han agarrado ya. A esos hay que sumarles a la gentuza de la bancada congresal de Gana Perú, como Chehade, Abugattás, Solórzano, Gamarra, y demás animalitos –todos con hartos entripados, acomodadas de sus familiares en organismos estatales o jugando sus influencias para conseguir “favorcitos” millonarios-. Por si fuera poco hay que adherir a Urresti, Figallo, Jara, Otárola, Omonte y demás ministruchos que, ciertamente, están en nada, dedicados al abuso, al escándalo y la platita fácil por salir en las portadas -salvo Saavedra y Pulgar Vidal que hacen lo suyo y Álvarez-Calderón que es una dama bien asesorada-.
En la última semana han saltado desde contrataciones ilegales hasta reglaje a opositores (sean del partido de gobierno o de otras banderas). ¿Qué sentirá Marisol Espinoza ahora, otrora defensora del régimen y aún vicepresidenta del Perú por pura casualidad? Evidementemente, dará un discurso salomónico -más porque es vox populi su contienda con Nadine-. ¿Es una cortina de humo más? ¿Mero cálculo político? No sé qué tiene que ver Alan con la DINI -que está en manos de adeptos de Humala-, ¿cómo puede decir Urresti que el expresidente es el gestor de esto? ¿Tanto poder tiene? ¿Utilizó gente que parezca de la DINI? ¿Las denuncias de otros personajes sobre lo mismo también son falsas? Después de todo lo que hemos visto ya de parte del payaso que tenemos por Ministro del Interior, nada de lo que diga puede tomarse como real ni justo.
Lo que sí, Ana Jara debería renunciar, por cosas de menor calibre cayeron otros Primeros Ministros, ¿por qué ella no? ¿Por la gobernabilidad del país? Por favor, teniéndolos en el poder es igual, miremos solo las estadísticas por sector. Indudablemente tiramos plata al agua al pagar los sueldos de todos estos –así como de la oposición en el congreso, que hace rato ha debido censurar a varios ministros y presionar para el desafuero de varios congresistas nacionalistas y propios-.
Si pensábamos que lo protervo que dejó Fujimori o lo malo que hicieron Paniagua, Toledo y Alan en su momento fueron cosas bravas, ahora tenemos que despertar diariamente para ver el último galimatías y horrorizarnos con sus alcances. Todos los anteriores gobiernos, sucios como fueron en varias tramas, fueron principiantes en comparación –salvo el del Chino, pero tiene la salvedad que el país era, ciertamente, ingobernable por varias razones; Humala recibió un país floreciente y relativamente estable-. Ha quedado patente, una vez más, que la izquierda peruana –salvo excepciones- es un aquelarre.
La realidad arde
Aterrizando un poco más en Lima, quiero burlarme de varios comentarios que he visto ahí justificando a Susana Villarán y a su ineficiencia crónica. ¿Es broma no? Porque es una tremenda conchudez que se diga que lo sacado por la prensa ha sido preparado. Todos, absolutamente todos, sabemos de las condiciones paupérrimas de las cosas, saltan a la vista si uno pasea y presta atención simplemente. Por favor, no por preferencias políticas caigan en la estupidez y la ceguera de defender a quien no hizo nada ni se acordó de ustedes. Si perteneces al grupo que te beneficiaste por lo mal que hizo la gestión anterior, no seas conchudo de reclamar y despotricar a sabiendas que han habidos cosas turbias.
Esto me lleva a ver un caso en particular: la Costa Verde. ¿No era inviable seguir con el arreglo? ¿Acaso no se tenía que ir a paso lento hasta Marzo y sabe Dios si se entregaría? Castañeda ha entregado parte de la vía en 15 días. Pensé que era mentira cuando un buen amigo me lo comentó, ver para creer, quedé sorprendido. Evidentemente hay cosas por mejorar o terminar -en especial señalizar mejor-, pero no era como decían la tía vaga y sus amigotes. Ok, algunos dirán que la obra tiene meses haciéndose y que esto solo es la culminación de un proceso. Ciertamente se puede ver de esa manera, pero, si perteneces a ese grupo de fans asolapados, tienes que recordar el ritmo al que trabajaban hasta el año pasado (una tortuga era más rápida) y la de pretextos que pusieron. Eso cambió y es positivo. Pasa y mira la diferencia.
Por si acaso, con esto no pretendo loar a Castañeda –pues solo está haciendo lo que debe, para eso le pagamos-, solo estoy comparando gestiones y remarcando cómo se han refutado los argumentos de los anteriores administradores de Lima para enmascarar su poca capacidad y la buena plata reventada.