#ElPerúQueQueremos

Andina

La salud mental de Ollanta

Año nuevo, locuras nuevas

Publicado: 2015-01-06

Urresti sigue hablando estupideces, no trabaja e, increíblemente, sigue siendo el más rankeado. Es cada vez más cierto que al popŭlus le gustan los palurdos sin cerebro y educación. Figallo, bueno, está agazapado y con una gran sonrisa burlona. Ramos Heredia, “suspendido” y haciéndole el juego al gobierno –nadie me quita que su sanción es algo conversado y convenido-. Belaunde Lossio y demás amigotes-socios están ganando tiempo y jugando sus cartas de lo más tranquilos. Y, para rematar, todos los demás tirándole la culpa de sus porquerías y malversaciones a sus opositores principales, siempre apuntando sus baterías contra el APRA y el Fujimorismo. Sí, a ellos que son los únicos que pueden fregarle la vida a los Nacionalistas y demás pandilleros de izquierda –sé que cuesta aceptarlo, pero la realidad es así-. Me olvidaba, Ollanta, al mejor estilo de la deficiente Villarán –por no utilizar calificativos más gruesos-, piensa que ha hecho todo bien y que el país está, como dirían tanto “pulpines”, "de la P.M.". Bonito escenario para el 2015, un país más inestable, dividido y en el que todos los que ostentan algo de poder desenvainarán la espada para conquistar, mientras que todos nosotros sufriremos por su poco criterio, irresponsabilidad y nula moral.

Ahora bien, quiero centrarme en nuestro Presidente. La verdad me preocupa su salud. Antes solo era corrupto e ineficiente, características propias de alguien de su calaña moral y formación profesional, ahora hay que sumarle que sufre de delirios. Pobre hombre, parece que las responsabilidades del gobierno y la euforia que produce el poder lo han terminado de consumir. La entrevista que le dio al blando y siempre poco incisivo Raúl Vargas es la prueba final de la incompetencia y la locura. Pensé que la defensa del Régimen Laboral Juvenil lo era, una pena haberme equivocado. Además, hay que decir que RV es un pésimo entrevistador/comentarista y siempre baila al son que le tocan. Mejor no pudieron armar el escenario.

Una cosa es tener esperanza, soñar que todo puede mejorar y disponerse a trabajar en pos de ello. Bacán. Lo triste es que sus propias acciones, sus propios operadores políticos, sus socios, sus congresistas y partidarios: no se tragan el discurso y están prestos para el saqueo. Realmente, pienso que ni él mismo se lo cree dentro de sus desvaríos. Simplemente salió a darnos material para criticar o ¿era para calmarnos? Con tantos desaciertos políticos, económicos y funcionales, no hay forma que se vea el vaso medio lleno. Claro, a menos que alucine que está gobernando a Finlandia, Noruega o Suecia. Pues, repasando Ministerio por Ministerio, juntos cumplen ya sus “Bestialidades” de Oro (enumerarlas es un trabajo tedioso y detallarlas aquí es imposible por espacio, hagan la tarea e infórmense).

Aparte, salvo excepciones, como el acierto de poner a Saavedra en Educación para procurar reformas, por ejemplo, en la truculenta gestión interna (pues varios directores eran amantes de despilfarrar y presentar 0 resultados): son casos aislados. Lo mismo en el Minsa al tratar de hacerlo competitivo y más cercano al capital privado, más allá de que Midori de Habich me parecía una persona indolente y que traer cubanos, para compensar la apertura “liberal”, estaba demás. También, se puede mencionar que en Ambiente se ha procurado una gestión equilibrada (Pulgar Vidal es un tipo así, balanceado), pese a los conocidos problemas con toda la minería, o extrema rigidez/flexibilidad en el cuidado del ecosistema en algunas zonas.

Esta bien, no todo es culpa de la falta de conocimientos del Presi, gabinete y funcionarios, los Presidentes Regionales también contribuyen bastante a la idiotez general pues hacen lo que se les viene en gana y aprueban o condenan basados en dinero y discurso político. Y así otras "autoridades" locales.

Como fuese, considero que es una imbecilidad de gran magnitud presentarse como un gobierno artífice de obras que quedaron pactadas para ejecución desde antes con contratos oleados y sacramentados. Si hubiera dicho, por ejemplo, “hemos procurado que los contratos gestionados en el gobierno anterior se respeten y se les ha dado todas las facilidades para la ejecución”, hubiera sido coherente y se le hubiera aplaudido, pero decir que SON SUS OBRAS... ¡Joder! Mejor que cambie las placas conmemorativas tal cual lo hizo Susana con las escaleras del Mudo Castañeda. Asimismo, todos sabemos que las obras negociadas en este gobierno han estado bajo la capa de la sospecha y corrupción. Escándalos por doquier con las licitaciones sin postores, dadas a sus amigotes o procuradas a través de lobbies bastante preocupantes.

La cereza del pastel: ¿es lógico poner el nombre del peor dictador que tuvo el Perú a algo? Es un honor inmerecido. Velasco fastidió al país en lo económico, en lo social y en lo político. Los gobiernos democráticos de los 80 (más allá de sus porquerías) recibieron un Perú quebrado en todo sentido gracias a ese militar de izquierda “indigenista”. Si queremos elogiar a alguien, hagámoslo con Odría que, como muestran sus perdurables obras y gestión, dejó progreso material y funcional (planificación urbana, creación de Ministerios necesarios, seguridad social y laboral, voto femenino, etc.). Me arriesgaría a decir que ha sido uno de los mejores gobernantes que hemos tenido (no sin haber sopesado las buenas hechuras, así como las malas). Decir que Velasco es bueno es como decir que Piérola no fue un traidor a la patria en la guerra con Chile, un desgraciado desesperado por dinero y poder.

Nota: Quiero aclarar lo siguiente, respecto a la formación de Humala. No tengo nada en contra de los Militares; conozco a bastantes de ellos, los aprecio y sé que hay grandes profesionales en campos de estudio que en el Perú son bebes nonatos o desconocidos. Otros tantos, en su especialidad militar, son de lo mejorcito en América Latina (sé que suena extraño, pero he tenido oportunidad de hacer la comparación). Sin embargo, Humala no tiene ni la experticia ni es parte de este selecto equipo profesional; mucho menos, ha tenido una carrera de la que pueda sentirse orgulloso y le permita enrostrarnos sus logros.


Escrito por

Carlos Daniel

Administrador de Empresas. Especialista en proyectos para el desarrollo. Escritor y compositor.


Publicado en

Consenso Ilusorio

Espacio de política. No me caso con nadie.