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La republica

País de las Maravillas

Publicado: 2014-12-23

Hoy no pensaba escribir, pero vi algo que me dio cólera en el “muro” de un amigo, un post mulero que reza el título “Para ti, Chibolo Pulpín” de Mafita Lavado. Una lectura triste de la realidad nacional, endeble, que esgrime los argumentos del gobierno para justificar una ley que no tiene mayor sentido como está. Releyendo la norma, viendo los estudios hechos por NN.UU. y otras fuentes especializadas, concluyo que, realmente, quienes la defienden son los que no comprenden lo que leen. Mis argumentos a continuación:

1. Viven en el País de las Maravillas

Eso es evidente. Para ellos, el problema de la informalidad y la falta de trabajo no se relaciona con los malos manejos de este gobierno (y secuaces) y con un divorcio de los grandes poderes económicos y la realidad. Como mostré en mi post anterior, hablan de los abusos que sufre la gente, pero lo que no cuentan es quienes son los principales abusivos. Los “ponte la camiseta”, “denúnciame si puedes”, “¿Quién paga horas extra?”, “Capacítate como puedas, si quieres ascender es tu responsabilidad” y “tu trabajo está sobrevalorado”: NO OCURREN, SON COSAS DE FICCIÓN PARA DRAMONES AL ESTILO MEXICANO O SOLO OCURREN EN LA INFORMALIDAD (Sí, es sarcasmo). A todos, alguna vez, nos han dicho algo así, quien lo niegue y esté a favor: es mentiroso y de la peor calaña.

Decir que las grandes empresas tienen políticas rígidas, que no dan pase a los abusos por lo mismo que buscan aparecer en los rankings de “Great place to work”: es floro barato. Es bien sabido que para entrar en esos rankings SE PAGA; por ello, hay lugares geniales que no figuran en las nóminas. ¿Casualidad? Y en el caso que las empresas tengan políticas de Buen Gobierno Corporativo, RSE y Desarrollo Humano: todo está solo en el papel y la implementación -por cuestiones de estructura, adaptación de procesos y conveniencia- se da paulatinamente. En la gran mayoría de casos están en etapas embrionarias o iniciales. A quienes trabajamos en eso, no nos pueden florear; en todo caso, lean las memorias institucionales donde se nota el maquillaje.

También presentan que los jóvenes son unos insensibles que no ven a los que trabajan en la informalidad o tienen menos recursos. Interesante, pues, justamente, las quejas van a eso. Muchas veces los informales son los que más ganan y están en contra del nuevo régimen, evidentemente, no es la regla, pero ocurre. Eso demuestra que a ellos les falta caminar por esos lares e indagar, no suponerlo sentaditos en un café miraflorino con sus MacBooks y tomando Macchiato.

Aparte, eso de tener acceso a tarjetas de crédito, bueno, por si no lo sabían, ahora las regalan y pre-aprueban por nada. Como que su argumento es idiota, más en el contexto que lo ponen: jóvenes de 18-24 con tarjetas de crédito. Si no tienen como pagar sus deudas -porque están en la informalidad y/o sin chamba-, ¿cómo tienen tarjetas? Hello, dense cuenta de lo que escriben… Es obvio que si pueden tener tarjetas es por su trabajo, porque alguien los ayuda y/o porque el sistema consumista da acceso fácil (porque el negocio es generar DEUDAS).

2. El Régimen Pulpín está dirigido a las grandes empresas.

Ello es absolutamente cierto. No puede ser dirigido a las MyPES, porque tienen una ley específica, que se acomoda a su realidad y no puede ser reemplazada por otra vigente. Legalmente hablando eso queda muy claro, pues mientras sean MyPES y estén empadronadas tienen que atenerse a su régimen si o si. No será la panacea, pero da más beneficios que la norma recién promulgada. Entonces, ¿a quién se dirige este nuevo “impulso”? Obviamente, a las grandes empresas que nadan en dinero y que no son competitivas porque les falta una visión más amplia y/o están demasiado centradas en ganar descomunalmente.

La falta de competitividad de las empresas se debe a: impuestos altos, extrema rigidez o flexibilidad en temas burocráticos, mano de obra no calificada, falta de generación de relaciones constructivas con su entorno, mala planificación, desperdicio de oportunidades, problemas estructurales internos. Podría seguir sin tener que llegar a los costos laborales necesariamente (y no hablo del sueldo). Creo que a muchos a favor de la ley les falta leer a gente como P. Drucker, M. Porter, M. Kramer y demás. ¿Qué es más fácil, una reingeniería y admitir que se equivocaron o quitar beneficios a los trabajadores? Al corto plazo, lo segundo resulta medianamente rentable, pero no ataca los problemas, solo los aplaza y hace que la factura llegue muy alta (no solo para el empresario, sino para todos). Sin darse cuenta, su mal capitalismo le da la razón a los extremistas de izquierda y terminará por minar el sistema. Idiotas.

Yo soy amante del fortalecimiento de las empresas, pues generan trabajo y riqueza, pero no a expensas, únicamente, de la sociedad (que también debe fortalecerse). Por ende, me resulta risible que, en un análisis que debe tener cuotas de lógica de administración, no haya ninguna.

3. Insisten con que el Estado puede supervisar.

Presentar, como dice el post de Mafita Lavado, que si las empresas “tienen roche con la SUNAFIL” no podrán incorporarse a este régimen es gracioso. Ok, entonces, ¿funciona la SUNAFIL? NO, esa es la cruda realidad. Primero, el tener más instituciones que fiscalicen no significa que se inspeccione necesariamente, simplemente se está duplicando el gasto y superponiendo responsabilidades con el MINTRA (que nunca ha podido llevarle la cuenta a algo, salvo a la MyPES más respetuosas y eso me consta de primera mano). Aparte, tengo entendido, que el reglamento y demás, para brindar soporte a la nueva superintendencia sigue en pañales. Entonces, está atada de manos, ¿puede supervisar algo?

Otra cosa, el que la ley no tenga carácter retroactivo, no significa que no se le pueda sacar la vuelta para ganar más y perjudicar al trabajador. Como mostré, empíricamente, en una columna anterior (Esclavos Modernos. Reacciones.), es muy fácil saltarse los controles. Solo se necesita maña y paciencia. Es de ahí que tenemos a las grandes empresas con miles de entripados y no les pasa absolutamente nada. ¿Miento acaso? JA JA JA

4. Hablan de Chile (donde abundan las leyes como ésta).

De Chile puedo hablar porque los últimos años he viajado constantemente y vivido varios meses por allá. Ocurre un fenómeno extraño. Es un país muy formal, respetuoso de las leyes y procesos, pero sumamente injusto. Por una parte todo “funciona” y todos están “protegidos” (porque cada quien tiene el criterio suficiente para cuidarse y respetar) y, por el otro, es sumamente caro y con brechas insalvables. Literalmente, la gente trabaja solo para pagar cosas y son esclavos del trabajo y de las deudas. La mayoría de empleadores siempre están prestos para quitar beneficios o sacarle la vuelta a las leyes legalmente –valga la redundancia-. ¿Por qué? Justamente por normas como la Pulpín.

Por ejemplo, estudiar en Chile es sinónimo de alto endeudamiento, altos intereses y de una carga de 5 años tras graduarse en promedio (y siendo optimistas). El entrar y salir de un trabajo sin pena ni gloria ni beneficios (teniendo en cuenta su idiosincrasia mucho mejor plantada que la nuestra) es algo que se ve normal, pero se sabe injusto y les jode. Para la información de todos, según la OCDE y otros organismos internacionales, el milagro chileno es falaz pues las cifras macroeconómicas no guardan relación con las microeconómicas. Por las desviaciones del modelo, todo solo funciona si eres rico o estás bien amarrado a algo o alguien. Tan es así que Chile fue declarado el país más desigual de la región y el 4to en desigualdad dentro de los miembros de la OCDE (representantes del primer mundo capitalista). Da que pensar, ¿no?

Es interesante que su argumento sea compararnos con Chile y no se mencionen estos detallitos, solo para decir que aquí somos unos llorones. Es sabido que hay gente que friega por las puras, pero no todos somos así. Además, en Chile, por si les falta ver noticias, hay una serie de quejas y demandas sociales de mayor envergadura que en nuestro Perú. ¿Será por eso que vienen tanto, les gusta nuestro país y meten harto dinero por estos lares? Ahora, ellos teniendo un gobierno de izquierda (y vale decir que su izquierda es infinitamente mejor, más culta y progresista que la nuestra), están protestando por este tipo de leyes (que sus propios partidos de izquierda mantuvieron cuando fueron gobierno tras la caída de Pinochet) y piden una reforma integral de la educación y de las condiciones laborales. Claro, si Bachelet se pasa de demagoga e idiota, mutilará a los empresarios para compensar los “abusos” para con la clase “proletaria”. En caso le guste la platita más que su palabra, dejará las cosas como están. Sin equilibrio, nada funciona y eso deberían tenerlo claro todos los que buscan opinar coherentemente.

Reflexión final

En todo caso, esto me lleva a reflexionar y decir: en economías en recesión, o por entrar en ella (caso: la nuestra o la chilena), los trabajadores siempre son los más vulnerables, sea por el entorno, las leyes o la mala voluntad. Es lógico que los mejor preparados ganen más, pero si en algo deben ser todos iguales, es en el acceso a las oportunidades y los beneficios conexos (evidentemente, que guardan relación con la escala salarial, pero al menos que los tengan como corresponde).

Y para rematar, a esos que critican a los jóvenes, deberían leer el folletito que han repartido. Tienen mejores argumentos que Uds., mejor sustentados. Si, como dicen, están siendo empáticos con los menos favorecidos, miren bien lo que escriben y tengan mejores armas que la retórica pseudo-criolla.


Escrito por

Carlos Daniel

Administrador de Empresas. Especialista en proyectos para el desarrollo. Escritor y compositor.


Publicado en

Consenso Ilusorio

Espacio de política. No me caso con nadie.