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No es un Lunes cualquiera (1 de 2)

Publicado: 2014-12-22

Hay que agradecerles a Ollanta, Nadine y amigotes (incluyendo a los congresistas) de que se viva un ambiente viciado, en lugar de uno festivo. Ésta será la Navidad más agitada y triste de los últimos años por el tema de la ley de trabajo juvenil y las porquerías de nuestro gobierno. Se cumple una vez más que nuestros representantes tienen sus agendas bien dictadas y que sus intenciones rara vez son buenas. Tal como pensé, este temita permite que los asuntos de corrupción, presión y bajezas de este gobierno (y sus partidarios, socios y aliados en otras instituciones “autónomas”) “pasen piola”, al menos de parte de la prensa mercenaria que no toca los temas o suelta informes sosos, muy neutrales, según ellos, objetivos.

Por otra parte, sigo creyendo que hay otras formas de promover el trabajo digno y alentar a la economía nacional. De hecho, como dije, la norma no es mala del todo si se enfoca en segmentos de pobreza, pues hablamos de gente con nula educación y sin posibilidades de encontrar un buen trabajo o superarse fácilmente. En ese sentido, darles una opción sería genial. Quizá aumentaría un par de beneficios (incluyendo quitar las aportaciones a la AFP u ONP) e/o incrementaría el sueldo mínimo (que es una pésima broma tal como está). Reformarla debería ser una prioridad, pues, por su naturaleza extraña, sí tenemos que temerle a la aplicación de la misma de parte de los empleadores y del propio Estado. Como vemos, no hay voluntad política y es evidente que esta ley no es para beneficiar a los que menos tienen. Se cae de maduro.

Para desgracia de todos nosotros, mortales trabajadores y de buena voluntad, han saltado los defensores y han terminado de polarizar la situación por su falta de muñeca y tristes argumentos. Eso llevó al punto en el cual el Ministro Otárola (otro servil y sinvergüenza) titubeó y cambió el tema cuando le preguntaron si permitiría que sus hijos trabajaran bajo este régimen. Segura, bueno, quedó claro que vive en el País de las Maravillas. Urresti, como siempre, hizo sus matonerías y contó sus malos chistes. Y, para cerrar la presentación del circo Gana Perú, Nadine abrió su bocota cuando no le corresponde y, mucho menos, debe hablar como si tomara decisiones de Estado. A esa mujercita hay que bajarla de su nube. Flaco favor que le hacen al país.

Este sancochado es asqueroso. Zurdos a favor y en contra, como siempre, dispersos, hablando idioteces y que, al final, harán de tripas corazón por el delirio que tienen de un país a lo Cuba o con una revolución del 17 como deuda ideológica. Voces dementes que suenan por ahí, ¿son las mismas que las de la dictadura setentera? No es de extrañar que todos, de una u otra manera, se remitan a la "Gran Transformación" para validar sus puntos (cuando todos sabemos que era un plan para migrar el sistema a uno proteccionista y abusivo). Y, por otro lado, los derechistas y empresarios pensando que Humala dejó su ladina e insolente versión roja. Lo peor es que no se dan cuenta que las medidas "liberales" de nuestro presidente atacan al sistema desde dentro, hace que ellos sean satanizados y se engolosinen con el dinero inmediato. No le quedaba de otra a Ollanta, pues atentar abiertamente contra el orden lo hubiera dejado en evidencia y sin excusa, además de haber sido fatal por tocar el bolsillo a todos los peruanos.

Como fuese, este escenario presenta inmejorables oportunidades de limpiarse (para todos a ambos lados del espectro y pese a la ineludible responsabilidad). En ese sentido, las denuncias de engaños, votaciones rápidas y malos entendidos serán pan de cada día. Igual, sigo creyendo que los nacionalistas lo utilizan como distractor para posicionarse mejor y los opositores como forma de golpear al maltrecho Humala (maltrecho por su propia estupidez, dicho sea de paso). Incluso, en esta línea, sabiendo cómo reaccionaría la gente, votar a favor de la ley era aguijonear al gobierno de turno.

Como sea, todo está haciendo tambalear al gobierno. Como dije en un post anterior, dependerá de la maña de unos y otros para los posibles desenlaces fatales o positivos. Eso sí, los que dicen no hacer nada en nombre de la "gobernabilidad" son unos hipócritas y cobardes que solo buscan posicionarse con el bando que consideran más fuerte. Más en la situación que vive el país, donde cada cosa eructa la mala gestión y la podredumbre. Veremos qué pasa, por el momento, todos tiran agua para su molino. Si a esto no se le da la importancia debida, se desbordará la situación y, bueno, una vez más diremos: POBRECITO DE MI PERÚ.

Solo para rematar, hoy vuelven a salir los jóvenes a protestar y de la reacción de Ollanta y compañía dependerá cómo pasarán las fiestas (políticamente hablando).


Escrito por

Carlos Daniel

Administrador de Empresas. Especialista en proyectos para el desarrollo. Escritor y compositor.


Publicado en

Consenso Ilusorio

Espacio de política. No me caso con nadie.