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Esclavitud moderna. Parte 2

Publicado: 2014-12-16

En esta parte quiero hacer un análisis más político del asunto y "dejar volar la imaginación" en base a todo lo que ve, lee y sabe de la actualidad e historia nacional.

Ya que la popularidad de Urresti, con sus tan sabidas pachotadas, tiene un límite, era necesario algo que enardezca a las masas: tocarle su bienestar y bolsillo siempre funciona, más en fiestas. En ese sentido, el tema de la corrupción gubernamental pasaría a un segundo lugar y Urresti no se seguiría quemando al atrapar a los nefastos delincuentes de la farándula local (mientras que los verdaderos criminales, cualquiera sea su bandera, siguen andando con total tranquilidad). Un respiro para todos, ¿no?

Lo triste, es que la oposición se haya prestado para la jugada. Digo esto, siempre y cuando hayan sido o engañados (creyendo que ayudaban a los jóvenes) o estén en complicidad con los nacionalistas porque están sirviendo a intereses mayores (algunos cuantos amos de mucho dinero). Si el caso fuera que la oposición se la jugó por aprobar una ley para darle la estocada final al gobierno de taquito: les salió bien y habría que felicitarlos.

Eso me lleva a analizar lo que he escuchado de colegas, amigos, familiares y alumnos. Todos y cada uno de ellos concuerdan que esto termina por evidenciar la estupidez de Humala y compañía, lo que es peor, ha acrecentado el sentir de que este gobierno está demás, es corrupto, no respeta los derechos ni cree en la democracia. Algunos, incluso, han llegado a decir que éste es parte del plan para que los comunistas traten de perpetuarse en el poder, pues, de hecho, llevaría a acrecentar los problemas económicos y les permitiría decir: la culpa es del modelo capitalista y social depredador. Hasta cierto punto estoy de acuerdo dado lo que ha acontecido y vienen diciendo nuestros políticos. Eso sería muy sinvergüenza pues, claramente, la culpa es de una triste idiosincrasia nacional, de la ignorancia, de la indecencia y de que no se hacen cumplir las leyes; en conclusión, que mucha gente no hace su trabajo.

Si los nacionalistas querían un respiro, no lo van a tener. Varios colectivos estudiantiles, organizaciones políticas y demás están en pie de guerra. No solo van a protestar “pacíficamente” por la ley, también lo harán a la caza de la porquería estatal que ha bailado en libertad en este gobierno de izquierda con mechones liberales. En ese sentido, Urresti va a tener harta chamba y los demás deben estar preparando sus discursos para limpiarse, rasgarse las vestiduras y echarles la culpa al APRA, al Fujimorismo y hasta a Fulanito de Tal. Claro que el ataque será mayor para los “naranjas” porque, según dicen varias encuestas, Keiko puede arrasar en las próximas elecciones y esto los tiene histéricos.

Siguiendo la línea de las ideas anteriores, es posible que dado el escenario, los de Gana Perú en nombre del orden interno se tumben la democracia. Si uno lee y analiza la historia estamos tal cual todas las veces que han habido golpes de Estado. Esto no es descabellado, más si la gestión actual está más podrida que el gobierno de Fujimori en los 90s (a diferencia de él, Humala recibió un país con relativa estabilidad y arcas llenas). Aparte, es sintomático que tiene a sus familiares, amigotes y adeptos serviles en todas las instituciones estatales, en puestos de alto nivel, al punto que llegan a blindar lo imposible. Gente como la Sra. Vilcatoma, con sus más y sus menos, son estorbos que quieren eliminar como sea.

Ahora, cuan factible es ese escenario, no le doy más del 40% de posibilidades, pero en el Perú nunca se sabe. El arder popular puede llevar a dos cosas, dictadura o derrocamiento de este grupo de facinerosos, eso dependerá de la maña que tenga cada grupo y de la escala de la misma. Esperemos que sea lo segundo, la caída del régimen al estilo del 2000, en el peor de los casos. La verdad, solo sabemos con seguridad que hay corrupción en todos los niveles y que, concluyentemente, nuestros representantes no tienen en claro lo que el Perú necesita y han dado signos elocuentes de gustar del poder y querer alojarse indefinidamente. Son un cáncer (y eso les cae a todos los políticos, pero en especial a los que ahora rigen el Perú).

Como fuese, por un lado o por el otro, somos esclavos modernos.


Escrito por

Carlos Daniel

Administrador de Empresas. Especialista en proyectos para el desarrollo. Escritor y compositor.


Publicado en

Consenso Ilusorio

Espacio de política. No me caso con nadie.