Tanto se llenan la boca algunos hablando de moral y de su labor en la lucha contra la corrupción, pero dejan en claro que son simples palabras muertas. Es asqueroso lo que acaban de hacer con la ex procuradora Vilcatoma. Nuevamente, los Humala y sus amigotes haciendo de las suyas. Para cualquiera que sigue las noticias es evidente que este gobierno está podrido, y que los nacionalistas y otros mercenarios políticos están embarrados por completo. Es muy claro que tienen nexos con el crimen organizado. ¡Vaya casualidad! Ahora todos los cabecillas son “examigos” de la pareja de Palacio y ellos no saben nada de esa gente reprobable con la que comían. ¿Creen que somos idiotas?

Si bien muchos pueden considerar como felonía lo que ha hecho la Sra. Vilcatoma, ¿qué opción tenía? Al toque salen a decir que esas son mañas del montesinismo, como si ellos no lo hicieran y no mandaran a tener chequeados a sus adversarios (varias denuncias de chuponeo y reglaje tienen encima). Por favor, lo que les duele es que los han fregado en su propio juego. Siempre, todos los que están en cosas turbias van a querer justificar sus acciones echándole la culpa a la “Mafia” y sacando cuerpo. Como la pandilla más recordada de los últimos años es la del ex asesor de inteligencia, todo se lo endilgan a ellos –eso sin quitar que algunas células deben seguir operando y haciendo sus fechorías-.

Si la procuradora denunciaba nadie le haría caso, pues es la palabra de la Señora contra la del impresentable Figallo. Además, todos los que deberían tomar acción son adeptos a la pareja presidencial. Aparte, las amenazas de muerte, el tener que esconder a su familia, el andar a salto de mata en cada diligencia llevan a que la gente tantee el terreno en el que pisa, que suelte cosas y luego se “retracte” hasta que la presión y el miedo pasen factura. Cualquiera de nosotros lo haría y ante eso solo hay dos caminos en el momento más crítico: renunciar, esconderse y dejar que todo siga igual o salir, denunciar y dar la lucha. Dejémonos de hipocresías y morales superiores que bastante pútrido esta todo como para deshumanizar la situación.

Ésta mujer decidió por el segundo camino, el camino de los valientes, que todos deberíamos tomar si nos encontramos en una encrucijada moral y práctica. Algunos aducirán que la Sra. quería usar como trampolín el asunto (que cabe esa posibilidad si uno es malpensado y analítico), pero en el gran esquema de las cosas sería estúpido por la cantidad de gente apuntando en contra, en especial, los que rigen el Perú. No gana nada, salvo que le agarren más tirria y quieran desaparecerla. Asimismo, esto les da la oportunidad de tratar de limpiarse cínicamente (como tienen por costumbre yendo en contra de los hechos).

Por eso creo que las acciones de Yeni Vilcatoma se ponen en el lugar de cuidar su vida al hacerlo público, de ser honesta y fiel al deber: DEFENDER AL ESTADO ANTE CUALQUIER LACRA. Para eso la contrataron, ¿no? No era funcionaria para ser un peón en el juego de poder de nuestro presidente y seguidores (eso según lo que dice la ley y la teoría, desgraciadamente muchos entran en la juerga de la perversión). Tampoco es una persona que no se quiere a si misma, pues se ha respetado y ha velado por su propia seguridad.

Esto me lleva a una pregunta mayor, ¿seguimos siendo una democracia? Tengo varias razones para pensar que no:

1. Leyes y disposiciones que ha dado este gobierno, muchas que recortan libertades al común de mortales (nosotros) y los favorecen a los nacionalistas y sus allegados (corruptos, narcos, terroristas y demás basura). Para enterase hay que leer El Peruano.

2. Se han hecho con todos los puestos claves que deberían ser independientes al ejecutivo. Por un lado tenemos a familiares de Nadine, por otro a funcionarios y magistrados con credencial nacionalista y, para rematar, a los mercenarios políticos bien pagaditos en el congreso y otras instancias.

3. Muchas cortinas de humo, en especial las lanzadas por Urresti. Algunas de sus acciones rozan la ilegalidad y todas están llenas de demagogia. Como fuese, sigue siendo la mejor carta de ese grupito para jalar simpatías de gente insensata.

4. La negativa de los nacionalistas para declarar y mostrar su inocencia en los tan sonados escándalos de corrupción. Dos opciones: o están limpiando sus huellas para luego salir y rasgarse las vestiduras (más allá de que ya lo vienen haciendo para ganar tiempo) o están tan inmersos que cualquier acción y evidencia siempre apuntará hacia ellos.

Es una pena que ante situaciones así el pueblo peruano solo manifieste su parsimonia. No hemos aprendido ninguna lección, queremos ser un país de primer mundo (algunos idiotas celebran ello), pero nos comportarnos como una nación servil. En otros lugares, donde los valores democráticos están bien cimentados, lo que ha pasado haría caer al gabinete como mínimo. Aquí nunca pasará eso por la cobardía, la comodidad y la “gobernabilidad” de la que tanto hablan varios líderes políticos que sacan cero en moral y estrategia. Una lástima.