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Los dichos de Ollanta (Parte I)

La política es una gran ironía...

Publicado: 2014-11-20

Tras escuchar las declaraciones de nuestro Presidente llegué a la misma conclusión que él: los peruanos no tenemos memoria. Ciertamente, por eso hay tantas calles y plazas con nombres de enemigos de la patria y traidores de la peor clase. Como fuese, se nota que él sufre del mismo problema y olvida de dónde ha salido, quiénes son sus juntas, a quiénes ha defendido y cómo se ha comportado por mucho tiempo.

Está bien que los fujimoristas, los apristas y demás sean sus enemigos políticos, piola, nadie tiene nada que decir pues todos odiamos a alguien. Lo que es terrible es seguir bajando el nivel de lo que solía ser debate político. Aparte, todos sabemos de los sancochados que tienen y de la asquerosidad de las acciones de unos y otros. Creo que son muy pocos, menos del 5%, los políticos y funcionarios cuya moral los faculta para opinar sobre algún tema. No obstante, siempre he creído que no podemos ser mezquinos con las buenas obras emprendidas y los resultados positivos que obtuvieron, incluso, los deshonestos. Se condena la corrupción y deben estar presos, pero se agradece lo que TODOS disfrutamos en obras y relativa estabilidad social y económica. Cosas que, desgraciadamente, los comunistas no reconocen y se están encargando de fregar gracias a que tienen el poder central y algunas regiones. Es una lástima que la gran mayoría de peruanos, de cualquier creencia, no sepan votar por un proyecto coherente. No me voy a cansar de decirlo: Educación, educación, educación.

Ahora bien, si hay gente que cree que los dichos de Ollanta son solo exabruptos y que es algo random que nuestra política sea una gran pollada –con bronca y trago en mano- tienen un serio déficit de atención y análisis. No podemos confiar en que los nacionalistas puedan definir el futuro del país. Suficiente es que el Perú adolezca de poca estabilidad e institucionalidad, de partidos débiles, de políticos y burócratas corruptos, de poco respeto a la ley y la autoridad. Humala ha terminado de probarlo. Si realmente quisiera revertir los efectos y mitigar las causas de los mismos usaría mejor el cerebro y las palabras. Sin embargo, prefiere terminar de socavar lo poco que quedaba de la dignidad y majestad de su cargo al expresarse así –y, para él, declarar sobre temas de interés nacional era mancillar su investidura ja ja ja- ¿Qué podemos esperar de quienes lo acompañan o creen como él? Sabemos que nada, basta ver a sus ministros palurdos, ignorantes y sinvergüenzas. Y hay que aclarar que esto es solo una descripción de características.

La verdad es que Ollanta ha insultado a los peruanos y eso es lo más grave. Por ser Presidente, por fuerza mayor, debe estar por encima de las rencillas partidarias y odios personales. Al expresarse así del fujimorismo, por ejemplo, ha ofendido al 30% de peruanos que creen en el proyecto de Keiko -por las razones que sean, válidas o resultados de regalos-. ¿Exagero? Creo que no, ya que hay un efecto cascada. Si el fujimorismo es salido de la cloaca, los seguidores proceden del mismo lugar, son de la misma calaña. Con el aprismo y otras tiendas políticas de oposición pasa exactamente lo mismo. Entonces, este Señor –si se le puede llamar así- no respeta a nadie, bajo su sentido superior de moralidad, más de la mitad de ciudadanos peruanos somos porquerías y eso le da la excusa perfecta para ignorarnos, vilipendiarnos y buscar eliminarnos si quisiera. Ya varias muestras ha dado de lo apasionado que es por el poder y de lo poco que le importa la democracia.

En la siguiente parte enumeraré las razones por las que Humala debería pensar mejor lo que dice.


Escrito por

Carlos Daniel

Administrador de Empresas. Especialista en proyectos para el desarrollo. Escritor y compositor.


Publicado en

Consenso Ilusorio

Espacio de política. No me caso con nadie.