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¿Discriminación?

Cuando un tema es enfocado por llorones

Publicado: 2014-11-06

Parece que la palabrita está de moda. Ahora resulta que todo es exclusión (sea por raza, sexo, religión, etc.). Semejante estupidez, yo lo llamaría resentimiento social, alienación y show. Es innegable que ha habido episodios lamentables donde se han mostrado los verdaderos rostros de la intolerancia de todas las partes y calibres, pero saltarnos las cosas para favorecer a unos pocos comienza a ser preocupante.

Por ejemplo, acabo de ver un post de hace unos días donde se muestra que un colectivo en contra del racismo y la discriminación ataca a las tiendas Él. Muy al estilo de los pseudo-defensores de DDHH, han exigido que la empresa cambie su publicidad pues “ofende” a los compradores, trabajadores y demás por mostrar a modelos blancos. Han llamado a un boicot comercial incluso –y apuesto que ninguno compra en esa tienda, ni yo lo hago-. Ridículos, nunca antes había visto que alguien se quejara por una propaganda tan banal. No me extrañaría que de fondo hubiera algo de competencia desleal aprovechándose del “alto sentido moral” de este grupo –cosas peores se han visto en el mundo de los negocios y los derechos-.

Sinceramente, la publicidad de dicha empresa no le hace daño a nadie. Quienes reclaman, a mi juicio, son unos acomplejados. En tal caso, todos los que no tenemos rasgos andinos deberíamos ofendernos cuando las empresas más representativas y el Estado lanzan publicidad al extranjero mostrándonos como un país así. Aparte, no todos nuestros hermanos de la sierra son quechuas -que es lo más promocionado-; de hecho, algunos se sentirían insultados pues consideran a sus etnias distintas y superiores. El que se muestre algo (o no) es una nimiedad y si nos vamos a centrar en ello nadie va a avanzar o hacer lo que debe por temor al gruñido de algunos.

Si queremos hacer de abogados del diablo, el argumento de este colectivo es racista también porque están discriminando a los blancos. Algo similar pasó cuando se metieron a fregar a las funerarias porque "solo se contrataba morenos para cargar los féretros" –una mentira descarada pues he visto personas de todas las sangres tener ese trabajo-. Eso sin contar, que para algunos sectores, el que un ataúd sea cargado por un negro no es cuestión de menosprecio sino de solemnidad y respeto. En todo caso, ese último enfoque enaltece a la raza negra. 

También, se puede contar entre las víctimas de estos grupos a figuras populares como la Paisana Jacinta y el Negro Mama -que no son santos de mi devoción, vale decir-. Se ensañaron con ellos hasta sacarlos del aire, pero no mueven ni un dedo por fregar a otros programas que muestran peores estereotipos y hacen apología a la porquería. ¡Eso es doble discurso!

A los “tutores de la no-exclusión” les gusta olvidarse de que la realidad supera la ficción y que basta ver nuestras calles para apreciar cómo nos comportamos. Sin ir muy lejos, por mi trabajo, he visto como unos pasqueños excluían a los que “vivían en la puna”. También he visto como un negro miraba a menos a un mulato por considerarlo mezclado, o cómo un “gringo” oxapampino marcaba distancias con un “gringo” limeño por ser descendiente directo de alemanes y el capitalino no.

Dejémonos de gansadas, hay de todo, somos un país mestizo, pues hasta la gente blanca, rubia y de ojos azules tiene de una ensalada genética. Aparte, para juzgar un tema tenemos que llegar hasta las ideas particulares que se van desarrollando en nuestra sociedad –caso de los cargadores funerarios-.

Volviendo al caso de tiendas Él y otros, el problema no es que se muestre gente blanca sino que sigamos siendo tan idiotas de considerarlo un estándar de “perfección”. Aquí no hablo del publicista que pensó el aviso con un hombre blanco en terno, hablo de la idea contradictoria en el imaginario colectivo que, claramente, mira la paja en el ojo ajeno y no ve la viga en el propio. Aparte, creo yo, que uno puede darle el cariz que quiera a su publicidad y eso no es arremeter contra alguien, como bien mostré anteriormente.

Llevando el tema a una parte más personal, para esta gente solo falta decir que los que estamos con una mujer blanca somos racistas. Entonces, no cabría que, por ejemplo, me encante una morena como Beyoncé o que me fascine una asiática como la gimnasta Son Yeon-Jae. Creo que eso nos pasa a todos, ¿no? o ¿soy el único que piensa que algunas cosas son cuestión de preferencias y no tienen nada que ver con un estigma?

Es loable, quizá, que estos grupos quieran rescatar la diversidad de nuestra nación, pero hay otras formas más coherentes y respetuosas de hacerlo. Cuando todo termina por ser una carta para ganar notoriedad y reconocimiento inmerecido se desenfoca el problema real. Mucho menos, se ven las soluciones. Además, se toman posiciones que violentan lo que todos conocemos y vivimos con normalidad. ¿Todavía vamos a seguir escuchando a gente así? 

La cosa es educar, aprender a diferenciar qué es racismo (y que no) y darnos cuenta que en la pluralidad somos uno. Punto.


Escrito por

Carlos Daniel

Administrador de Empresas. Especialista en proyectos para el desarrollo. Escritor y compositor.


Publicado en

Consenso Ilusorio

Espacio de política. No me caso con nadie.